MONJE DE UCACHA EN LAS SIERRAS




En plena sierra, cerca de Amboy, el ucachense Claudio Moreni desarrolla un proyecto de vida totalmente en naturaleza y armonía. Tras recorrer parte del mundo, asistir en catástrofes naturales, ser monje y maestro de yoga en Taiwán, se radicó en Calamuchita, donde avanza con su proyecto “Campo Divino”, que apunta a volver a encontrarse con las raíces.

Ir a Campo Divino es ir a un lugar distinto: allí todo es armonía, todo fluye, se siente y se respira. El agua surcando las piedras, el verde es un regalo 360º, sólo interrumpe el silencio el trinar de los pájaros. Los perros labradores Ananda y Kalyan acompañan los pasos de Claudio o “Dada”. Las visitas encuentran la posibilidad de aire puro y buena alimentación, programas que contemplan yoga, meditación, caminatas y paseos.

Allí no se come carne, no se consume alcohol; la cebolla y el ajo son males para la mente. El encargado es Claudio o Kundur, el Dada, gran anfitrión, líder y hermano. El hombre que medita, que piensa profundo. “Nada sirve si no ayuda al resto”, reitera.

Búsqueda

La historia de Claudio es fascinante: nació en Ucacha, donde hizo la primaria y el secundario. Se fue a estudiar Geología a Córdoba y encontró pronto un nuevo mundo: naturaleza y solidaridad. “Fue una búsqueda”, dijo, lo que lo llevó a Brasil, luego a Suecia, India y Taiwán. Realizó tareas formativas y solidarias que no sabían de fronteras, se contactó con su familia luego de 11 años, regresó a su pueblo natal.

En el durante se formó hasta ser consagrado Dada (monje) y llamado “Dada Kaládharánanda”, donde la cantidad de “a” sugiere la jerarquía alcanzada.

Explicó a Puntal de Río Cuarto que es parte de Ánanda Márga, una forma de vida espiritual y socioeconómica presente en buena parte del mundo y practicada por millones de personas de distintos países.  Y apunta al autoconocimiento y servicio a la humanidad.

En Calamuchita, en la montaña arriba bien adentro, decidió poner en marcha su proyecto, al que bautizó  “Campo Divino”. El mismo apunta a a aplicar y transmitir las enseñanzas del maestro espiritual Shrii Shrii Ánandamurti (Bábá), basadas en la ciencia del tantra yoga conocida como Ánanda Márga o Camino de la Bienaventuranza”.

Para llegar hay que hacerlo por las localidades de Amboy, acceso ruta 23, o Santa Mónica, acceso ruta 5. Se accede tras trepar por un sendero de huellas y luego de un par de tranqueras.

Profesor de yoga, compone música, escribe y lee sánscrito especialmente (lengua clásica de India). Fue administrador de una panadería y guía para algunas comunidades, estudió e hizo mil cosas. Tiene gran sensibilidad para la fotografía y edición de imágenes. De hecho, editó un  libro con fotografías propias y poemas denominado “Compassión”, traducido en chino, italiano, inglés y castellano.

Claudio habla seis idiomas. En su momento fue enviado a Finlandia y Suecia para coordinar tareas varias, siguiendo siempre las enseñanzas de su maestro y guía.

Fin social

Claudio trabajó en más de 30 países como parte de esa agrupación internacional. También integró una rama que actúa con voluntarios en situación de catástrofes naturales en distintas partes del mundo, sea limpiando y recuperando lo que queda luego de los destrozos materiales como en la contención de niños, jóvenes o ancianos.

En Taiwán preparó un esquema que aplicó a jugadores consagrados del básquetbol, verdaderas figuras, deportistas universitarios a los que “además de posturas y concentración que mejoraran su juego deportivo les incluíamos tareas solidarias en hospitales, geriátricos y cárceles, para que crezcan también como personas”.

Pero un día decidió volver. Y así fue que se reencontró con su familia y afectos en Ucacha, y al poco tiempo empezó a madurar la idea de “Campo Divino”.

Ahora se encarga de sumar habitaciones y proyectar; recibe visitas y huéspedes, incluso a su compañera y amigos taiwaneses que llegan a la Argentina para ser parte del proyecto.

El trabajo diario es mucho ya que sigue ampliando jardines, juntando leña, labrando la tierra y dando la bienvenida a cada nuevo brote.

Cada jornada comienza con meditación; luego se encarga de la comida, del mantenimiento, de la elaboración de tinturas y plata coloidal (plata y agua pura) en su minilaboratorio, tintura “insípida, inodora, no tóxica, de uso antiquísimo”. 

Su profunda filosofía parece expresarse en simples palabras que plasmó en la solapa de su publicación: “El servicio social y las prácticas espirituales son las expresiones de devoción a la Conciencia Suprema, lo que inspira a vivir y compartir una vida de compasión por todos los seres”.

Fuente:Maldoni



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